jueves, 16 de junio de 2011

¿Es condenable la protesta de indignados en torno al Parlamento catalán?

Transcribo la pregunta del debate político del diario El País.com y una respuesta que considero muy precisa y clara

¿Es condenable la protesta de indignados en torno al Parlamento catalán?

Miles de personas increparon a los diputados que acudían ayer al pleno del Parlamento catalán que debatía los presupuestos y nuevos recortes sociales. ¿Es condenable la protesta? ¿Se han cruzado líneas rojas, como esgrimió Artur Mas? ¿Se le está yendo de las manos el movimiento a los iniciadores del 15-M? ¿Es aceptable el marcaje de políticos que se ha decidido? ¿Están estos últimos actuando correctamente?

Condenable la violencia, no la protesta ni el disenso. También hay que condenar rotundamente la confusión de tomar la parte por el todo: no era una protesta de violentos, había violentos entre los que protestaban. Sobran pruebas: el 15-M es un movimiento comprometido con la no-violencia y la desobediencia civil pacífica. Calificar de ataque a la democracia lo sucedido más que una exageración es un insulto a la inteligencia, una infamia cuando se equipara con el asalto a las Cortes el 23-F. Podemos seguir mirando hacia otro lado y no aceptar su desafío: los males de nuestra democracia se remedian con más democracia, no con menos. Si inventaríamos las reacciones de nuestros gobernantes y partidos delante de sus demandas, no encontraremos una respuesta positiva, sí indiferencia, paternalismo, aprovechamiento electoralista, desprecio, deslegitimación... Ni entienden, ni atienden las demandas de los indignados, críticos y disconformes. Los problemas que denuncia el 15-M son propios del orden democrático, no del orden público. Enrocada, nuestra clase política prefiere la injusticia al desorden. Vamos dados.

Manuel Barreiro 16/06/2011

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