viernes, 17 de septiembre de 2010

UNA JUGADA BAJA, SUCIA Y MEZQUINA DE UN EMPRESARIO QUE CREE ESTAR POR ENCIMA DE DIOS

Después de 8 años trabajando como oftalmóloga en el Centro de Reconocimiento de Conductores de Isla Chica en Huelva, mi esposa ha llegado a conocer a su jefe, el psicólogo Antonio Jesús Díaz García, que también es el director del centro y dueño.

Y digo que lo ha llegado a conocer porque el mencionado personaje por fin se ha “quitado la careta de buena gente” y ha realizado su jugada más baja, sucia y mezquina que se pueda imaginar en cuestiones laborales.

Los hechos son como siguen:

Los trabajadores de este centro disponen de una semana de vacaciones al año, que obligatoriamente el director del centro la hace coincidir con la semana de las Fiestas Colombinas de Huelva. En el año 2009 y 2010 el director ha sido “más bondadoso” al dar dos semanas consecutivas incluyendo las colombinas. Todo esto aunque en los contratos de trabajo se recoge un mes de vacaciones para el trabajador como dice la ley. Lógicamente una cosa es lo que se pone en el papel y otra la que realmente se hace.

En esta oportunidad existió la petición de un médico del centro que tenía un viaje a Estados Unidos como vacaciones en la primera quincena de agosto y pidió a mi esposa cambiar las vacaciones que las disfrutó desde el 19 de agosto hasta el 14 de septiembre del 2010.

El 15 de septiembre mi esposa acudió al trabajo para su incorporación y se encontró la jugada maestra, baja y sucia de Antonio Jesús Díaz García: le había dado de baja por abandono del trabajo desde el 18 de agosto, día que incluso mi esposa trabajó, porque ella comenzó a disfrutar sus vacaciones el 19 de agosto.

Ya nosotros conocíamos el perfil del personaje: Se caracteriza por ser un mentiroso empedernido porque de cada 5 palabras que pronuncia 4,99 son mentiras. Ha convertido el centro en su feudo, se considera por encima de todos, incluso de dios, alardea saber de todo (psicología, medicina, construcción, agricultura, etc.) y de acumular títulos, aunque yo no pondría a un familiar mío en su consulta psicológica y se jacta de gritar a los cuatro vientos con la puerta del centro abierta “que es rico y no necesita de nadie”. ¿Qué más se puede esperar de una persona con estas características?

Pero mi esposa no esperaba este golpe bajo y sucio.

Yo pienso que al final la razón y la verdad se impondrán y la justicia lo pondrá en su justo lugar: en el estercolero. Esperemos que así sea. El pueblo de Huelva debe conocer a este personaje y estar atento.